Mª Leticia Sánchez Hernández
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Resulta agradable pasear por el campo y la montaña en el otoño. Este año con la sequia, y el frio que de repente se ha presentado, nos quita a los buscadores de setas, el placer de recolectarlas. En su lugar, el monte nos ofrece esas pequeñas, e importantes plantas, como son, una ramita de pino, de carrasco, alguna hierba aromática, el espino, ahora en flor, las piñas secas, - que solemos recojer para los adornos de Navidad -, el acebo con el brillo de sus verdes hojas y su fruto rojo, el cardo. Ir a la montaña, y mirar cada especie, cada flor, el paisaje... !todo es expléndido!. Cuando volvemos a casa, nos sentimos, 'nuevos'.
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El Parque en pleno verano, es el lugar adecuado para pasar un buen rato a una hora temprana de la mañana, allí estaremos a una temperatura muy diferente a la que se sufre fuera de sus puertas; el ambiente fresco que van dejando los aspersores está, desde bien temprano, dando a la flora la humedad que necesita y, la que nos permitirá a las personas, disfrutar de una temperatura muy agradable:
El olor de los tilos, las rosas, las plantas aromáticas y tantos arboles de diferentes especies que nos dan su sombra, son la base para pasear por sus calles o buscar una glorieta donde encontrar un banco para disfrutar de una buena lectura.
No hay que olvidar, que allí se encuentra la 'Casa Museo' de Federico Garcia Lorca, la que nos trae recuerdos de su vida en aquella huerta.
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